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Cómo afecta el combustible de mala calidad a tu motor y cómo prevenir daños

SuperAdmin

El combustible es la “sangre” del motor. Su calidad determina en gran medida el rendimiento, la eficiencia y la vida útil de tu vehículo. Sin embargo, no todos los combustibles son iguales. Usar gasolina o diésel de baja calidad puede provocar problemas serios a medio y largo plazo.

El primer efecto suele ser la acumulación de impurezas. Los combustibles poco refinados o adulterados contienen partículas, agua o aditivos inadecuados que ensucian inyectores, filtros y cámaras de combustión. Esto genera pérdida de potencia, tirones al acelerar e incluso averías costosas en el sistema de inyección.

Otro riesgo es la mala lubricación interna. En los motores diésel, un gasóleo con bajo poder lubricante acelera el desgaste de bombas e inyectores. En los motores de gasolina, puede afectar la correcta combustión, elevando el consumo y las emisiones contaminantes.

A largo plazo, un combustible deficiente puede provocar daños en válvulas, pistones y catalizadores, piezas clave para la eficiencia y el control de emisiones del coche.

Para prevenir daños, elige siempre estaciones de servicio fiables, preferiblemente de marcas reconocidas. Cambia regularmente el filtro de combustible y respeta los intervalos de mantenimiento. En casos de conducción frecuente en entornos con combustible de dudosa calidad, considera el uso de aditivos limpiadores específicos recomendados por fabricantes y talleres de confianza.

Invertir en buen combustible no solo mejora el rendimiento, también prolonga la vida útil del motor y evita reparaciones innecesarias.

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